ENTREVISTA CON ÓSCAR FÁBREGA

Óscar Fábrega nació en Almería en 1976. Se reconoce como un apasionado de los misterios además de un incansable buscador de la verdad y el conocimiento.

Licenciado en Humanidades, amante de la filosofía y la antropología, siente especial predilección por la literatura y la historia.

Ha desarrollado una amplia trayectoria literaria, y destaca su magistral forma de comunicar, cimentada en la crítica y el escepticismo.

En DEMISTERIOS amamos los libros, y es en su faceta de escritor donde hemos encontrado el pretexto perfecto para charlar con él.

Con Óscar Fábrega hablamos de la ‘Historia desconocida de María Magdalena’.

O.F.- El silencio. Es algo que no se suele tener en cuenta a la hora de estudiar desde una perspectiva histórica la vida de alguien del pasado, especialmente si nos referimos a uno de los personajes de la trama evangélica. El silencio sobre un personaje suele ser muy revelador, y así sucede en este caso.

Me explico: María Magdalena aparece 13 veces en los evangelios canónicos (en los apócrifos aparece aún menos); doce de estos pasajes se circunscriben a los hechos más importante de la historia de Jesús: su muerte en la cruz, su entierro y la resurrección. Ella, junto a otras mujeres, es la testigo privilegiada de estas escenas, epicentro del posterior cristianismo, basado en la muerte redentora de Jesús y en su posterior victoria sobre la muerte.

Pues bien, excepto en una breve mención que aparece en el texto de Lucas, en los otros evangelios María Magdalena, pese a su importantísimo rol, entra en escena de forma abrupta, sin que se explique quién era, como si de algún modo se diese por hecho que el lector debía saber de quién se trataba.

Esto, claro está, merece una explicación, y en el libro intento aportarla. En pocas palabras: mi propuesta es que los evangelistas, que escribieron sus textos unas cuatro décadas después de los hechos que narran, omitieron su historia por algún motivo, pero no pudieron borrarla del todo porque su papel era vox populi.

Ahora bien, ¿cuál fue su papel?

O.F.- No, no fue una prostituta. Eso es una manipulación que tiene nombres y apellidos: el papa san Gregorio Magno dio por hecho que la Magdalena era la pecadora pública que aparece en Lucas 7. Es más, esto se debe precisamente a lo que antes comentaban: el silencio sobre el personaje hizo que los Padres de la Iglesia y los teólogos posteriores planteasen que la Magdalena aparecía con otros nombres en los evangelios; de este modo, se le emparentó con la pecadora de Lucas —de ahí lo de prostituta, aunque tampoco parece que aquella lo fuese—, pero también con María de Betania, la hermana de Marta y Lázaro (al que resucitó Jesús), o con la mujer infiel que están a punto de lapidar según el cuarto evangelio.

Óscar Fábrega en el interior de la cueva de la Sainte-Bauma, donde pasó la Magdalena sus últimos años según la tradición

O.F.- No, no fue una prostituta. Eso es una manipulación que tiene nombres y apellidos: el papa san Gregorio Magno dio por hecho que la Magdalena era la pecadora pública que aparece en Lucas 7. Es más, esto se debe precisamente a lo que antes comentaban: el silencio sobre el personaje hizo que los Padres de la Iglesia y los teólogos posteriores planteasen que la Magdalena aparecía con otros nombres en los evangelios; de este modo, se le emparentó con la pecadora de Lucas —de ahí lo de prostituta, aunque tampoco parece que aquella lo fuese—, pero también con María de Betania, la hermana de Marta y Lázaro (al que resucitó Jesús), o con la mujer infiel que están a punto de lapidar según el cuarto evangelio.

O.F.- Nada parece indicarlo, pero puede ser. La cuestión es complicada. Si lo fue, ¿qué problema había en contarlo? Pensemos: quizás fue su esposa, y quizás Jesús la abandonó cuando tomó la decisión de unirse al movimiento religioso de Juan el Bautista, su maestro. No debería extrañarnos. El propio Jesús, según todos los evangelios, incitaba a sus seguidores a que abandonasen su vida anterior para centrarse en lo que importaba: la preparación de la que pensaban inminente llegada del Reino de Dios —lo mismo que defendía el Bautista—. Y quizás los cristianos posteriores, dado que no llegó ese fin del mundo anunciado, y dado que el mesías fue crucificado, consideraron que una historia así podría manchar su figura, sobre todo a la hora de «vender» esa religión en el Imperio romano. Ojo, esto es una simple especulación.

Pero, personalmente, considero que no fue así. No niego que Jesús pudo haber estado casado antes de su ferviente conversión religiosa, pero está claro que a partir de ese momento renegó por completo del sexo, del matrimonio y de la descendencia precisamente porque consideraba que no había que traer más almas a este mundo. Es decir, creo que fue célibe por convicción.

O.F.- Pudo estar, pero el problema es que probablemente esa última cena, como se describe en los evangelios, no existió. Es decir, una última cena tuvo que haber, pero no algo preparado y ritualizado. ¿Por qué?

Porque está claro que su aparición en los evangelios se debe a la instauración de la eucaristía, un ritual que vaticina claramente su posterior muerte y resurrección. Pero con toda seguridad Jesús no sabía que iba a morir, no tiene sentido. Además, la eucaristía, de la que el primero que escribió fue Pablo de Tarso, es un ritual claramente pagano que para nada sería apto para un judío de la época.

O.F.- Sí, aunque es una mera especulación; una especulación que explicaría un enigma. Me explico: los cristianos gnósticos, un grupo bastante heterogéneo de cristianos que se desarrollaron a partir de comienzos del siglo I, le dieron una importancia extraordinaria y, lo que es más importante, la usaron como símbolo de la que consideraban la verdadera Iglesia —la suya—, enfrentada a la equivocada y masculina Iglesia de Roma, representada por Pedro. De forma sistemática, en los textos gnósticos, se les muestra enfrentados, y a Pedro especialmente agresivo, contrariado porque Jesús, según la perspectiva gnóstica, la había elegido como la receptora de sus enseñanzas más valiosas, aquellas que mostraban el verdadero camino hacia la salvación.

Pero no sabemos de dónde salieron estos cristianos, que entre otras cosas consideraban que Jesús era un ser divino que no se encarnó en realidad —por lo que no pudo nacer de una virgen ni morir en la cruz, ni resucitar—. Por eso algunos estudiosos plantean que es posible que su origen esté en una comunidad cristiana antiquísima formada por algunos seguidores de Jesús que discrepaban del cristianismo defendido por Pablo de Tarso y del cristianismo de la Iglesia de Jerusalén, dirigida por Pedro y Juan.

Así, estos estudiosos, y yo con ellos, defienden que el cuarto evangelio, el más gnóstico de los cuatro canónicos —el único que respetaban estos cristianos—, en su versión primigenia, pudo ser redactado en esa comunidad hipotética.

Pues bien, yo defiendo —y algunos más— que resulta factible considerar que esa comunidad fue fundada por María Magdalena y que fue ella la que contó la versión de la historia de Jesús tan diferente que aparece en este texto. Eso explicaría por qué los gnósticos la eligieron como símbolo de su movimiento; movimiento que fue totalmente aniquilado una vez que la Iglesia se alió con el Imperio romano.

Representación parcial de la Última Cena

O.F.- No hay nada que lo indique y no parece probable, pero no me atrevería a negarlo sin evidencia que me avale. Pero considero que no.

O.F.- No tenemos la más mínima información. El tema de su huida a la Provenza francesa me fascina, y le dedico como una cuarta parte del libro, pero no hay nada que permita afirmarlo. Es más, en mi estudio argumentó cómo nació esta leyenda, quién la difundió y quién se aprovechó de ello. Y es muy, muy interesante.

O.F.- No. Según la tradición provenzal, están en Saint-Maximin, una localidad de la Provenza, cercana a Marsella y a la cueva en la que, según se cuenta, pasó sus últimos treinta años de vida. El problema es que hay más candidatos: en Vézelay, en la Borgoña francesa, se conservan otras reliquias que son anteriores que aquellas. Además, los cristianos ortodoxos griegos consideran que fue enterrada en Éfeso.

Por si fuera poco, hay supuestos restos suyos por media Europa. Lo típico de las reliquias.

No, pero mejor que en todos los siglos anteriores, seguro. Eso de que la historia la escriben los vencedores no es válido hoy en día. Pero nos enfrentamos a otros problemas, como las fake news o la sobreinformación.

O.F.- No. ¿Tengo que dar una explicación?

O.F.- De historia. Y los fines de semana, de ciencia ficción.

O.F.- Rojo

O.F.- Blanco

O.F.- Sapiens, de animales a dioses, del gran historiador israelí Yuval Noah Harari. Ofrece una narración disruptiva y muy original de nuestra existencia colectiva.

O.F.- Sí, es una excelente novela, repleta de acción, misterio y elementos sobrenaturales, que cuenta la historia de una familia (el pueblo judío, los descendientes de Jacob, el hijo de Abraham), durante varios siglos. El Nuevo Testamento sería un epílogo precioso, aunque algo delirante.

HISTORIA DESCONOCIDA DE MARÍA MAGDALENA
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